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1 mar 2016
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En épocas pasadas y más salvajes, el liderazgo de un individuo dentro de un grupo solía depender bastante de su robustez física. Hoy día ya no se necesita esta para ocupar un cargo político o de dirección empresarial, pero ¿influye subliminalmente el condicionamiento atávico de la relación entre robustez y liderazgo cuando decidimos si alguien hará un buen trabajo en un puesto directivo? Una investigación lo ha desentrañado.
Los sujetos de estudio equipararon claramente fortaleza física con cualidades de liderazgo y posición superior. En los experimentos, las caras de los hombres mostrados eran visibles. (Foto: Cameron Anderson y Aaron Lukaszewski)
En esta investigación, el equipo de Cameron Anderson, de la Escuela Haas de Administración de Empresas dependiente de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, y Aaron Lukaszewski, de la Universidad del Estado de Oklahoma en el mismo país, comenzó por medir la fortaleza física de varios hombres. Después de ser clasificados por su robustez, cada uno fue fotografiado desde las rodillas hacia arriba, vistiendo una camiseta blanca sin mangas, para poner de manifiesto los músculos de sus hombros, pecho y brazos. En un experimento, se mostraron a grupos de hombres y mujeres (repartidos aproximadamente al 50 por ciento) fotografías de los diferentes hombres en una pantalla de ordenador. Antes de que los participantes vieran las fotos, les dijeron que iban a calificar a personas recientemente contratadas por una nueva firma consultora. Se pidió a los participantes que valoraran a cada individuo en cuanto a hasta qué punto creían que sería un directivo eficaz, un líder a la altura de los desafíos que la empresa afrontaba, y valoraciones similares, sin darles más datos que la foto, a fin de que los sujetos de estudio tuvieran que guiarse solo por su "instinto". El resultado fue que los participantes abrumadoramente equipararon fortaleza física con cualidades de liderazgo y posición superior. Pero ¿cómo supieron los investigadores que los participantes no estaban simplemente equiparando robustez con atracción física, que se sabe que es también un indicador de posición social alta? Los investigadores distinguieron entre ambos pidiendo a los participantes que también clasificaran las fotos en función de la "atracción física general".
En otro experimento, para probar aún más sus resultados, utilizaron Photoshop para intercambiar los cuerpos de los sujetos de complexión física fuerte y los de la modesta. Por ejemplo, la cabeza de un hombre débil fue situada sobre el cuerpo de un hombre fuerte, y viceversa. El resultado: los participantes valoraron a los hombres débiles con cuerpos superpuestos más fuertes como poseedores de cualidades de liderazgo y posición más altas. "Lo que hemos encontrado coincide con muchos ejemplos reales de hombres robustos en posiciones de poder", acota Anderson. Un ejemplo claro de esto sería el caso de Arnold Schwarzenegger, célebre por su complexión musculosa y protagonista de numerosas películas donde ha exhibido esa robustez, su popularidad como líder real cuando logró ser elegido por los votantes como gobernador de California, se nutrió también de su destreza física, al menos para el caso de los votantes indecisos.
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La importancia de la apariencia física de robustez en el liderazgo
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